Fernando Román: "Mi familia me ha inculcado que el fútbol y los estudios no están reñidos"
Nadie puede negar que la práctica deportiva ofrece múltiples beneficios, físicos y mentales, de tal manera que para muchas personas es algo más que un estilo de vida, sobre todo cuando se practica de manera profesional.
En la A.D. Alcorcón tenemos un caso, el de Fernando Román, cuyo padre también ejerció como jugador profesional, en este caso de balonmano, y su hermano mayor, quien también le da al balón en nuestro club vecino y amigo del Trival Valderas. En las próximas líneas conoceremos más de cerca a esta encantadora y entrañable familia de deportistas y algo más de cerca a nuestro futbolista, quien nos cuenta cómo es posible compaginar el ritmo del fútbol profesional con el de los estudios universitarios.
Nos citamos con Fernando en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí junto a su padre y hermano, ambos de nombre Juan Carlos, paseamos por los pasillos repletos de estudiantes y accedemos a una de las aulas en las que nuestro defensa completa sus estudios de Economía. Tomamos asiento y nuestros tres protagonistas, siempre con una enorme sonrisa en el rostro, atienden a las preguntas con las que comenzamos una entretenida, divertida y emotiva entrevista.
Nueve meses después de debutar con el primer equipo de la A.D. Alcorcón, Fernando sigue siendo el mismo chaval, ilusionado y con la cabeza bien amueblada, del mismo día de su debut, con la diferencia de una mayor madurez y experiencia: “Estoy muy contento y agradecido al mister por la confianza que está depositando en mí, lo que me hace sentir importante. Yo tengo claro que debo seguir trabajando al máximo y aprovechar las oportunidades que tenga para demostrar que puedo tener sitio en el once inicial. Confío en mí y sé que puedo aportar muchas cosas al equipo”, subraya.
Nuestro central, que hasta el momento ha disputado nueve partidos de Liga, incluso ha tenido tiempo de estrenar su casillero de goles como profesional. Marcó el primero ante el Oviedo, de un buen testarazo, y un minuto después tuvo el segundo en sus botas, pero su zarpazo se encontró con el travesaño. Fernando sonríe el recordarlo y reconoce que “me quedé en shock porque hacía mucho tiempo que no marcaba un gol. Se lo pude dedicar a mis padres que vinieron a verme, pero la pena fue que no sirvió para que el equipo puntuase”, recalca apesadumbrado.
En cuanto al equipo, el 28 amarillo asegura que “hemos empezado bien, pese a que se nos ha escapado algún partido. Las sensaciones han sido muy buenas y se han generado numerosas ocasiones de gol. Estamos contentos, ilusionados y entrenando de manera espectacular y eso se nota en el vestuario, en la alegría que hay”, asegura el defensa madrileño, quien muestra su cautela a la hora de hablar de objetivos para la temporada: “Nosotros solo pensamos en la permanencia y en ir partido a partido. No sirve de nada pensar más allá y más aún en una competición tan igualada como esta, en la que se puede dar cualquier resultado. Por ello, tranquilidad, esfuerzo y máxima concentración en cada partido”.
Para Fernando, su principal referente deportivo está cerca, en casa. Y es su padre, de nombre Juan Carlos y también exjugador profesional, en este caso de balonmano, quien defendió, entre otras, la elástica del Atlético de Madrid y de la selección española. Tal es el orgullo que siente por su padre que, en homenaje a él, decidió esta temporada cambiar el nombre que aparece en su camiseta de juego, de “Fernando” a “F. Román”. Y es que, como asegura nuestro futbolista, “mi padre me ha inculcado muchos valores. Estoy muy orgulloso de él y de su trayectoria como deportista profesional. Me ayuda y me corrige en materia defensiva y eso es muy importante para mí”.
En la misma línea se expresa su hermano mayor, Juan Carlos, futbolista de 25 años del nuestros vecinos y amigos del Trival Valderas: “Después de los partidos nos solemos juntar los tres para analizar cómo nos ha ido, qué ha estado bien pero, sobre todo, qué debemos mejorar” y reconoce que para él, ver a su hermano menor en el fútbol profesional “es todo un orgullo. Ojala que pueda llegar lo más arriba que sea posible. ¿Consejos?, pocos, pero sobre todo que sea él, que tenga tranquilidad y lo siga dando todo en los entrenamientos y en los partidos”, asegura.
Y es que los dos hermanos tuvieron la oportunidad de compartir vestuario dos temporadas en el Unión Adarve: “Fue una experiencia magnífica el poder compartir vestuario los dos. Éramos muy competitivos desde pequeños, hasta en los videojuegos”, señala con una sonrisa Juan Carlos, mientras que Fernando, mirando con orgullo a su hermano mayor, responde que “para mí fue un orgullo compartir vestuario con Juan Carlos. He aprendido muchas cosas de él como defensa y el dejarse la piel sobre el terreno de juego. Además, vivimos dos play off de ascenso, lo que supuso una experiencia muy bonita”.
Hasta ese momento, el primogénito, Juan Carlos Román, se ha mantenido en segunda línea, atento a las palabras de sus dos hijos y emocionado cuando escucha lo importante que ha sido y que es para ellos: “Yo no era ningún figura”, afirma Juan Carlos, “pero sí un jugador luchador, que se dejaba todo en la cancha y eso es lo que he tratado de inculcarles a ellos. La defensa da mucha estabilidad al equipo. Si tú defiendes bien todo el mundo va a estar contigo, aunque cometas algún error puntual, porque te dejas la piel en el campo”.
Preguntado por lo mejor de su hijo menor, Juan Carlos responde que “Ahora tiene un buen juego de pie, porque antes era más frío. Le veo cada día mejor, ágil, tranquilo y por supuesto que todavía puede y va a dar más de sí. Parece que lleva años y si tiene continuidad, estoy seguro de que va a rendir extraordinariamente”, recalca.
Para el patriarca, hay una serie de valores fundamentales que todo deportista debe llevar a rajatabla y que él ha tratado de inculcar a sus hijos: “Lo primero que les he dicho siempre es que hay que ser humildes. Nunca sabes todo, siempre hay cosas por aprender y mejorar. Les he insistido en que siempre se dejen todo en los entrenamientos y en los partidos, que no les falte esfuerzo ni trabajo, pero no que intenten ser los mejores ni perfeccionistas, porque eso te puede llegar a frustrar. Fernando tiene ahora una oportunidad extraordinaria, no se va a poner límites cuando hace menos de un año estaba en Tercera División. Le veo muy contento y feliz en Alcorcón”, lo que corrobora el futbolista alfarero: “Es cierto. En Alcorcón estoy como en mi casa, es un club genial y aquí lo tengo todo”, enfatiza.
Juan Carlos, padre, vuelve a retomar la palabra y el hilo de la conversación, rememorando conversaciones y consejos con sus hijos: “Cuando eran pequeños tenía la ilusión de que practicasen deporte y les gustase, que supieran lo que es el trabajo en equipo, pero la verdad es que no imaginé que pudieran llegar tan alto. Eso sí, lo que teníamos muy claro es que lo primero son los estudios y por suerte, siempre lo han tenido como algo muy importante, con mucho esfuerzo y organizando bien su tiempo. No es fácil conjugar ambas cosas y, por suerte, ellos lo han podido hacer”, manifiesta con una sonrisa de enorme satisfacción Juan Carlos, quien por cierto, fue premiado con la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de la Federación Española de Balonmano, tras una formidable carrera como deportista.
Asiente Fernando, quien sentado en una de las aulas de la Facultad de Económicas, en la que cursa sus estudios de 4º, señala que el día que se termine su carrera como futbolista, le gustaría dedicarse a “algo relacionado con el deporte, con mis estudios…o por qué no, un trabajo relacionado con las dos cosas. El deporte es un estilo de vida y te desahoga”, afirma con una sonrisa nuestro espigado futbolista, quien cosas e ironía de la vida, tras dejar el juvenil del Real Madrid…se quedó sin equipo hasta el rescate del Unión Adarve, “club al que como la A.D. Alcorcón, le debo el estar ahora donde estoy”, confiesa.
A punto de concluir la entrevista, le preguntamos a Fernando si en la universidad conocen su faceta de futbolista profesional. El central alfarero manifiesta que “solo mis amigos, quienes están muy contentos por mi situación actual. No es algo que me guste pregonar”, reconoce. Su padre, atento a la respuesta, apostilla que “es ahí donde sale la humildad que comentábamos antes. Valoro mucho que no vayan de sobrados por la vida. Si te tienen que conocer, ya te conocerán, pero que comenten los demás”, apostilla y finaliza Juan Carlos Román, el mejor guía posible para dos chavales ejemplares, centrados, equilibrados y enamorados del deporte.